viernes, 13 de abril de 2012

Aniversarios

Hoy es trece de abril. Se lo dice mi rostro al espejo retrovisor mientras conduzco. Voy despacio porque sé que este es uno de los días en que mejor ir en cuarta y que el de atrás, al que he visto a lo lejos y ahora se me pega hasta el punto de sentirme acosada, arree. Intento no ponerme nerviosa, dejarlo pasar y no sentir su ansiedad sobre mi nuca. Quisiera detenerlo y contarle. Mire usted, hay días en los que una no está para estos juegos de carretera, hoy, hace un año, estaba despidiéndome. Y aquel que me ha visto al final de la recta, lenta, mirando el paisaje, desesperante, me hubiera mirado como el que mira a un alienígena o quizás a aquel que fastidia un viernes preludio de dos días de soy yo el que mejor se lo pasa y me hubiera espetado: a quién le importa que hoy sea trece de abril y quieras pensar y sentir mientras tus manos agarran el volante, quítate del medio. Y tendría razón. Nadie debe ser un obstáculo por el simple hecho de celebrar un aniversario.

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