viernes, 22 de febrero de 2013

Insomnio

Mientras mi país se desmorona,
(y no quiero recordar que ya lo he leído)
yo sigo aquí.
Me hago la loca a veces.
Miro por el cristal y sé que están ahí.
Los gritos, los silencios, los desaires, esa especie de desprecio
que parece traer este siglo, paralelo a tantos otros.
Y mira por dónde, siguen siendo los mismos los que sostienen
la peana. Los mismos que la sustituyen por hilos.
Otra vez como una fotocopia de los que nos han hecho lo que somos.
Lo sé pero me da igual.
A veces pongo la punta de mi pie sobre el asfalto y digo que basta ya.
Pero otras muchas, busco el calor de la mesa camilla y no contesto el teléfono.
Pienso que soy única y que no tengo tiempo para andar con camisetas de colores,
luchando por no sé que cosa, para no llegar a ningún sitio. Tengo hijos.
Y una casa que puedo pagar.
No me han echado de un trabajo. Puedo permitirme un vestido en primavera.
Y recorrer un espacio mirando el cielo sin detener mi mente en qué comeré mañana.
Leo los diarios y me enfado.
Oigo la radio y a veces me estropea el día.
El telediario de la dos me llena de lágrimas de cuando en cuando.
Mi país se desmorona.
(Y, de verdad, no quiero recordar que ya lo he leído)
Yo sigo aquí.
Me hago la loca a veces.
Y otras, aquellas en las que la imagen en el espejo no me deja dormir,
me pregunto: y qué hago aquí.
¿Por qué no dejo de tener este frío que me inunda?


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